En un día común, estando de paseo por el
centro de la ciudad de Puebla con la familia, con los amigos o solo, vemos
diferentes elementos que forman parte del paisaje de este lugar. Pero también
nos damos cuenta de algo que acompaña a estos grandes edificios y plazas, y no
se trata de un objeto material. Se trata de una persona, con discapacidad o no,
sola o con niños, sucia o limpia, pidiendo dinero para subsistir y hacerle
frente a la vida. Las razones que puedan tener son diversas, pero esto no
cambia su realidad.
Sabemos que la mendicidad es un problema muy
grande en estos tiempos; sin embargo, esto ha existido desde hace siglos. Esta
situación está más cerca de lo que pensamos. Observamos que en el centro de las
ciudades hay un gran número de gente que obtiene su sustento de lo que otros le
den en la calle. Es de aquí de donde partimos para poder profundizar y abundar
en este tema, centrándonos no solo en la visión común, sino en las
circunstancias de vida que los llevaron a tales situaciones.
Desde el siglo XVI al XVIII, en los países de Europa Occidental se desarrolló una gran producción de escritos que analizaban la situación socio-económica, la mayoría señalaba problemas ocasionados por mercantilismo (excesos de capital acumulado), investigaban el fenómeno del crecido número de pobres que se juntaban en centros urbanos. Muchos de estos se convertían en mendigos, otros vivían del hurto, en ociosidad y vagancia.
Actualmente, según la UNICEF, en el mundo hay poco más de mil millones de indigentes; de ellos en América Latina se calcula 98 millones, de los cuales 18 millones se ubican en México. Después del D. F. con 16 mil indigentes, Puebla es el segundo lugar seguido de Oaxaca, Guerrero, Hidalgo y Tlaxcala.
La principales actividades de esta situación
de calle son: comercio informal, limpiaparabrisas, lanza fuego, cantante,
malabarista o danzante.
La investigación será dividida en dos
perspectivas, partiendo de una visión psicosocial: desde el mendigo (anomia
social y actitudes) y desde el observador común (representaciones sociales y
estereotipos).
Para poder explicar este fenómeno desde el punto de los mendigos citamos algunas teorías como la anomia social.
Esta nos explica el motivo por el que estas personas rompen con el status quo; lo cual está ligado con las actitudes que adoptan frente a su situación, las cuales se componen por tres elementos: cognitivo, emocional y conductual (Morales).
La teoría anómica en la sociedad trata de delimitar con concreción la frontera entre los que están dentro de ella -normativizados- y los que quedan fuera de ella -anómicos-.
Se refiere a las personas que están de acuerdo con los fines, pero no con los medios. En general acepta las normas sociales, pero para realizarlas utilizan medios novedosos y frecuentemente contrarios a otras normas sociales (Merton).
Esta nos explica el motivo por el que estas personas rompen con el status quo; lo cual está ligado con las actitudes que adoptan frente a su situación, las cuales se componen por tres elementos: cognitivo, emocional y conductual (Morales).
Así también, se desea entender el enfoque del
observador común apelando a las representaciones sociales (Moscovici) y
estereotipos (Morales). A través de las cuales entendemos que la imagen que la sociedad tiene de los mendigos tiene un enfoque negativo que impide que muchos se involucren en el tema.
Al convivir e intimar con las personas que
viven este fenómeno psicosocial, nuestra perspectiva sobre este tema ha
cambiado. A partir de este contacto podemos notar la realidad de ambos lados, creando en nosotros una postura menos rígida sobre el tema al no victimizarlos
ni justificarlos.
En la calles la vida es otra; tu perspectiva cambia cuando cada vez te vas acercando más y más, cuando en realidad sales a la sociedad y no solo la observas. Al salir al centro histórico de nuestra bella Puebla y tratar de abordar a personas comunes y corrientes que iban caminando por el zócalo o por alguna calle cercana, nos encontramos con todo tipo de individuos, desde el que muy amablemente acepta ayudarte contestándote un serie de preguntas, hasta el que te dice “no tengo tiempo”, “no puedo ahorita”, o el que se incomoda con el tema.
Días antes de emprender este
proyecto, nos habían dicho que tuviésemos cuidado y que estuviéramos pendientes,
ya que se sabía que en la calle 5 de mayo de Puebla hay algo parecido a una
mafia que distribuye a los mendigos por lugares específicos para pedir limosna
y que la cosa no estaba tan fácil. Al parecer las advertencias eran ciertas. Caminando
por dicha calle vimos como a unos 10 metros a un hombre alto y corpulento que
en sus hombros llevaba a un señor cargando que, a simple vista, parecía padecer
alguna enfermedad que afectaba los huesos puesto que era muy pequeño y sus
piernas y brazos los tenía un poco deformes. Se encontraban platicando con otro
hombre en la misma condición, sólo que en silla de ruedas.
En cuanto se fue el hombre alto y
corpulento (que una calle después dejaría al hombrecito en una esquina para
trabajar), nos acercamos a abordar al otro hombre en silla de ruedas. Cuando
accedió a darnos la entrevista pidió que no fuese grabado más que su voz, y así
lo hicimos, pero a lo largo de la entrevista nos percatamos de que mentía en
casi en todo, así que seguimos buscando.
Por último, entrevistamos a un
hombre ciego que estaba parado pidiendo limosna. Nos contó que muchos pasaban y
le hacían groserías por su estado, que realmente no ganaba tan bien y que
sufría una enfermedad que poco a poco iba acabando con él, que a veces solo
comía una o 2 veces al día, que había sufrido ataques verbales o físicos por
parte de otros mendigos, pero que tenía que aguantarse porque en ninguna otra
parte lo contrataban por su condición.
A la mitad de la conversación,
nos percatamos que 2 hombres con radios y vestidos de colores obscuros estaban
detrás de nosotros a la expectativa de que lo que hiciéramos. El ambiente se
sintió un tanto tenso así que decidimos irnos. Cuanto íbamos llegando a la
facultad de Psicología, nos percatamos que uno de ellos nos iba siguiendo y
esperó afuera hasta que salimos del edificio.
Seguimos grabando al otro día. El
hombrecito que iba en los hombros del señor alto y corpulento, al ver que nuestras
cámaras apuntaban hacia él, nos miró sumamente enojado, nos apuntó con su mano y
después la llevo hacia su cuello pasándola de forma horizontal, lo que percibimos
como una advertencia.
Tuvimos que parar por un tiempo
nuestras grabaciones reanudándolas después sólo ubicándonos en el Zócalo de Puebla.
Las siguientes 2 o 3 semanas muchos de los mendigos que solían estar en la calle
5 de mayo ya no se encontraban ahí. Hasta ahora empiezan a aparecer nuevamente,
pero no son las mismas personas ni en el mismo lugar.
Esperamos que después de ver
nuestro trabajo y saber parte de nuestras experiencias puedas crear tu propio criterio; y ahora te pregunto:
¿ME DAS UNA LIMOSNA?
Fuentes:
- Moscovici, Serge. Psicología Social Tomo II. Paidós, España, 1986. 747 p.
- Myers, David G. Psicología Social. McGraw-Hill, Sexta edición, Colombia, 2000, 742 p.
- http://definicion.de/indigencia/
- http://antipatica.wordpress.com/2006/09/06/pordiosero/
- http://etimologias.dechile.net/?limosnero
- http://definicion.de/mendicidad/
- http://es.scribd.com/doc/7869056/Concepto-de-Actitud
- http://www.ejournal.unam.mx/ehn/ehn08/EHN00805.pdf
- http://www.scielo.org.ar/pdf/anuinv/v15/v15a17.pdf
- http://es.scribd.com/doc/37584729/UNA-MIRADA-DOCUMENTAL-A-LOS-INDIGENTES-DE-MEXICO
Integrantes:
Cabrera Cervantes María Leticia.
Domínguez Hernández Nallely Jannet.
Ramírez Sarmiento Misael.
Rojas De Ita David.
Vicente Sánchez Lizbeth.