¿SOMOS HOMBRES O PAYASOS?
La masculinidad es un conjunto de características, valores y
comportamientos que una sociedad impone como el "deber ser de un
hombre".
Los
individuos, estamos emergidos en una convivencia de genero poco equitativa,
aunque mucho se ha buscado mejorarla en realidad se ha logrado poco. A lo largo
del tiempo se han determinado roles que implican rasgos específicos para
significar a un hombre o a una mujer.
En
la sociedad en la que vivimos, un hombre
debe cumplir con ciertas características para ser reconocido como tal, a estas,
se les denomina masculinidad.
La
masculinidad ha sido mal entendida en nuestra sociedad y estas ideas se han
reproducido mediante estilos de crianza, actitudes, patrones conductuales,
entre otras formas de divulgación que lamentablemente han preservado una cultura patriarcal y
dominante, reforzada por el poder de las instituciones e ideas culturales
antiguas ,que hoy resultan poco funcionales
conforme a los avances sociales de la humanidad, y, aunque hoy en
día se ha intentado desestimar estas
ideas para lograr equidad entre hombres y mujeres el poder de estos dos
refuerzos ha sido mayor a esto se le denomina masculinidad hegemónica tema
principal de nuestra investigación.
En
nuestra sociedad mexicana, el modelo tradicional masculino es el que define cómo deben sentir, pensar y
comportarse los hombres. Dicta las normas de lo que les está permitido y
prohibido hacer.
Impone
una manera rígida de comportarse, basada en aspectos de poder y violencia.
El
machismo es la etiqueta con la cual, en principio, se calificó a un tipo
particular de
masculinidad que se supone correspondería a América Latina (especialmenteMéxico,
donde surge el término), pero posteriormente su uso se ha universalizado para significar dominación masculina. Dentro
de cada sociedad y estrato específico predominara uno de los tipos de
masculinidad, a este se le llama masculinidad hegemónica. Se la entiende como una
forma culturalmente idealizada, un proyecto personal y colectivo, que se
presenta como natural y que está socialmente sustentado. No todos los hombres
la practican pero todos se benefician de su existencia Se trata de un modelo
ideal jamás perfectamente alcanzado por los hombres reales y concretos, pero
que ejerce su influencia sobre todos. En el concepto de masculinidad hegemónica
son fundamentales dos ideas: la heterosexualidad como norma y la homofobia.
Para
Connell, la masculinidad hegemónica puede definirse como
[1]“ como
la configuración de prácticas de género que es comúnmente aceptada al problema
de la legitimidad del patriarcado, la cual garantiza (o es tomada para
garantizar) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las
mujeres.”
Para que se establezca la hegemonía debe
haber cierta correspondencia entre el ideal cultural y el poder institucional
colectivo. Es decir, el modelo de masculinidad hegemónica tiene un alto grado
de correspondencia con los valores prefijados por el discurso de los actores
sociales dominantes, tales como el Estado, la Iglesia , el aparato educativo y
los medios de comunicación. Por eso, más que la violencia directa, la marca de
la hegemonía es la exitosa pretensión de autoridad.
La
masculinidad hegemónica es “una cuestión de cómo grupos particulares de hombres
ocupan posiciones de poder y riqueza, y cómo legitiman y reproducen las
relaciones
sociales que generan su dominación” (Carrigan, Connell and Lee citados en
Donaldson 1993: 655). A través de la masculinidad hegemónica muchos hombres se
benefician del control sobre las mujeres y para unos pocos hombres significa también
el control sobre otros hombres. La diferencia crucial entre la masculinidad hegemónica
y otras masculinidades no es solamente el control de las mujeres, sino el
control de éstas y de los demás hombres a su vez, y la representación de este dominio
como “avance social universal”
El
trabajo forma parte, además, del espacio público referido a lo masculino, polo
opuesto y complementario del espacio privado, simbólicamente asociado con lo
doméstico y femenino. Se trataría entonces de un espacio que, en tanto público, sería
básicamente masculino en el que se realizan las actividades mejor valoradas
socialmente, por ser el espacio de lo que se ve, de lo expuesto a la mirada
pública.
(Amorós
1990: 8).
El
trabajo se puede entender actualmente como un derecho que tienen hombres y
mujeres .Teóricamente se tiene el mismo “derecho”, pero no se considera que,
necesariamente, las mujeres deben trabajar, es decir no hay una normatividad
estricta a este respecto; en cambio para el hombre sí es un comportamiento obligatorio
en general y mucho más una vez casado, cuando es imperativo que mantenga el
hogar.
Así
como en la posibilidad de trabajar fuera de la casa se marca la masculinidad,
en la posibilidad de salir a divertirse, también. Se ponen en circulación
sistemas de clasificación que asignan lugares sociales a cada categoría de persona. Las mujeres no pueden salir solas en tanto
que los hombres sí y además deben cuidar de ellas. Los hombres, en tanto
asociados al mundo exterior, se consideran responsables por la pureza sexual de
sus mujeres (madre, esposa, hijas y hermanas) porque en ello estriba la esencia
de su honor moral, y el honor moral es la esencia del honor porque está
conectado con lo sagrado. El honor de un varón está comprometido en el
comportamiento sexual de ellas, no en el propio. Se evidencia, así mismo, la
importancia del reconocimiento de otros hombres y de la comunidad para
reafirmar la masculinidad de cada varón.
Mucho se ha hablado de la crisis que
genera en la mayoría de los hombres la paternidad
sin embargo actualmente al referirse a la paternidad los hombres ya
no consideran su participación como una ayuda o favor, pero la ampliación de la
misma no está relacionada con una revisión de los deberes y derechos que les
corresponden en tanto hombres frente a las mujeres. Las motivaciones para
desear y procurar una vinculación más estrecha
con sus hijos son afectivas. Por ello podría decirse que la
transformación apunta, más bien, en el sentido de una mayor sensibilización
masculina, de una necesidad de expresar los sentimientos, que revela
masculinidades nuevas menos “duras”.
La
influencia social tiene un peso extremo en las ideologías o posturas de cada
ser humano, esto nos canaliza a reflexionar en cuan diversa es esta red de
pensamientos, nos percatamos de que algunas personas están emergidas en
información acerca del tema, sin embargo aún no interiorizan como tal la
postura de que los hombres son seres que sienten, que viven maltratos, que las
actitudes proyectadas son parte del constructo social, de la manera en que se
impone y ellos la adoptan, es importante recalcar que se llega a la
masculinidad hegemónica mediante un proceso de enseñanza- aprendizaje, pero
que esta impartido por los padres o
familiares cercanos. De esta manera es complejo llegar a una equidad de género
porque no hay una transformación trascendental de este concepto de ser hombre.
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